domingo, 24 de junio de 2012

Leonard Cohen ante sus 78 años

Da gusto ver a los genios que siguen poseyendo fuerza y energía creativa en su madurez. Leonard Cohen, el judío cuya familia es de origen lituano y que vive en Montreal, Canadá, cumplirá sus primeros 78 años el próximo 21 de septiembre, pertenece al signo Virgo, igual que el que suscribe, suele decirse que los Virgo son retorcidos, hipercríticos, perfeccionistas y melancólicos: vamos, que no se los recomiendo a nadie. Virgo: por ejemplo el genial Julio Cortázar o la enigmática Greta Garbo, la escultural Claudia Schiffer, la infeliz Amy Winehouse, el maravilloso Jorge Luis Borges...
El cantante melancólico y depresivo, el de la compleja espiritualidad y de las letras brillantes se recluye en monasterios budistas, se va a vivir en la isla de Hydra en Grecia, da sus últimos conciertos escoltado por sus tres diosas: una rubia, una mulata, una pelirroja que luce en Songs from the road, 2010. El que habla siempre del amor y el sexo, el que practica tríos y pequeñas orgías cuando tiene ocasión, el que se acuesta con la mujer de algún amigo y luego lo refleja en sus canciones, el que a veces manda guiños sobre la situación política. ¿Qué podríamos decir de temas tan redondos como Suzanne, The partisan con su coro de niños, o del relato de la feroz relación que tuvo con Janis Joplin en Chelsea Hotel?
Letras que son poemas, él mismo ha publicado textos literarios más de una vez. El amor y el desamor, las relaciones de pareja, la búsqueda interior, las religiones. Metáforas que van y vienen, con su voz tan grave que parece de otro planeta. El primer disco que escuché de él se titulaba Canciones de amor y odio, y lo oí hace unos 40 años en casa de la periodista y amiga Herminia Fajardo, en la calle Obispo Codina, junto a la catedral de Las Palmas.
Las infidelidades, los poemas de García Lorca, su guitarra española. Y esos temas inmortales de I’m your man, First we take Manhattan, Closing time, Lovedr, lover, lover, Hallelujah o So long Marianne. Y Take this waltz: el Pequeño vals vienés de Lorca incluido en Poeta en Nueva York se transforma en una canción surrealista: En Viena hay diez mujeres bonitas / un hombro donde la muerte solloza / Hay un salón con novecientas ventanas / un árbol al que van a morir las palomas / hay un fragmento arrancado de la mañana / que cuelga en el museo de la escarcha / Toma este vals / te quiero te quiero te quiero.
¿Cómo no recordar aquel programa de la Segunda Cadena, a comienzos de los 90, con Leonard y Granada al fondo?
Dará gusto ver que cumple 80 y sigue de acá para allá con sus giras por medio mundo. 

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