viernes, 21 de diciembre de 2012

Matanzas de escolares en EEUU: quien siembra violencia recoge violencia

José M. Balbuena Castellano
 No sé que es lo que está pasando en el mundo donde  la violencia, en países cuyos habitantes tenían más bien fama de pacíficos, surge cada vez con más frecuencia y dejan su rastro trágico y sangriento. Es el caso, por ejemplo, de aquel hombre que empezó a disparar en una pequeña isla de Noruega y acabó con la vida de cerca de cien jóvenes. Fanatismo, odio, rencor y locura que le condujo a esta horrible tragedia. Está claro que a mucha gente,  aparentemente normal, se le cruzan un día los cables y son capaces de cometer cualquier atrocidad.
En otros países del mundo, en cambio,  los actos violentos están a la orden del día, bien sea por guerras internas, por terrorismo, o por la acción de bandas de delincuentes  que mantienen en jaque a las fuerzas de seguridad, a la justicia y a los  gobiernos. Ahí están los atentados casi diarios en Afganistán, en Irak, en Pakistan, o en Siria, donde casi siempre mueren seres inocentes: niños, mujeres, y población civil, en general. O si no los asesinatos que se producen en México o Colombia, a causa del narcotráfico y ajustes de cuentas. No olvidemos tampoco las desorbitadas y sangrientas respuestas de las tropas israelíes cuando en Gaza o Cisjordania se les provoca. Parece que los dirigentes de Hamas, o de cualquier otro grupo árabe, olvidan que  sus adversarios  tienen el lema de  “ojo por ojo y diente por diente”, y repelen cualquier agresión, por muy leve que sea.
Uno de los hechos violentos que me han conmocionado en estos días ha sido el salvaje asesinato de dos empresarios canarios el pasado viernes en Panamá, José Antonio Pedomo Cebrián, y el tinerfeño Miguel Untiedt. Se da la circunstancia de que a Perdomo lo conocía yo desde algunos años, cuando ambos impartíamos clase en el Colegio Islas Canarias, situado cerca del Hospital Insular. Este suceso ha llenado también de consternación al municipio de Telde.
Era un hombre inquieto, dinámico y emprendedor que, junto a su esposa Laly Sánchez, que también es maestra y, como sabrán, ex-concejal de CIUCA en el ayuntamiento de Telde,   montaron el albergue La Manigua, en Ojos de Garza, donde tenía un aula de la naturaleza y se celebraban todo tipo de eventos. Varias veces visité ese lugar y charlé largo rato con el matrimonio.  Pero además, organizaba estancias para escolares y se practicaban deportes y actividades relacionados con la naturaleza. También era  sabida su pasión por el mar. Tenía un velero que alquilaba a los turistas  por la costa sur de Gran Canaria y, por lo que he leído estos días que, movido por sus inquietudes empresariales,  se había instalado también en Panamá para este mismo fin, donde contaba con la amistad de Miguel Untiedt. Allí se tropezaron con unos asesinos que acabaron con sus vidas.
 Se han explicado varias versiones sobre los hechos, pero la más que prevalece es que se trataba de cazadores furtivos que invadieron una finca del mencionado Miguel Untiedt, en la isla Manzanillo, perteneciente a Panamá.  Untiedt era un empresario agrícola y aficionado, como Perdomo,  a la navegación. Según la prensa  grancanaria, tuvo fincas en Agüimes, dedicada a la producción y exportación de de tomates,  otros frutales y hortalizas.
No quisiera cerrar este comentario sin hacer referencia a los brutales crímenes que se producen de vez en cuando en Estados Unidos, cuya Constitución recoge el derecho a poseer armas para defender la vida y sus propiedades. No les extrañe, pues, que allí se pueda adquirir cualquier tipo de armas y tenerlas en su casa tranquilamente. El autor de la última masacre en la escuela de Newtown, una pequeña ciudad Connecticut, en la que murieron 20 niños y seis adultos,  disponía, cuando realizó su matanza,  de dos pistolas y un rifle de asalto. Se habla de que las armas privadas en este país sobrepasan los 300 millones, casi tantas como habitantes tiene.
Las matanzas en lugares de gran afluencia de público son bastante frecuentes en Estados Unidos, como hemos visto en el siglo XX y en lo que llevamos del XXI.
La mayoría de los norteamericanos, pero especialmente los que pertenecen al partido  republicanos y a grupos más extremistas, se oponen  con ardor  a todo intento de regular la  venta y tenencia de armas o a disminuir su número. El actor Chalton Heston presidía la denominada Asociación Nacional del Rifle. La afición a las armas de bastantes ciudadanos norteamericanos parece algo enfermizo, como si se tratara de una paranoia..
 Como todos sabemos, Estados Unidos es un país violento. Y además, “exporta” violencia (y junto con España y otras naciones entra en el pérfido negocio de la venta de armas. La mayoría de las películas norteamericanas constituyen un exponente  de esa violencia que llevan dentro. Es un hábito que lleva ese país  desde la época  en que empezó a expandirse y a formarse como nación. Los hombres de “la frontera”, iban armados para matar indios o búfalos, o si no entre ellos mismos, y han continuado así, incluso siendo ya la mayor potencia económica y armamentística del mundo.  Desde que se independizó ha participado en más de cien invasiones, golpes de estado y conflictos bélicos, y en general, sus mismos habitantes se han creído con derecho a regir los destinos de la humanidad y de las naciones de la Tierra. No extraña, pues,  que tengan tantos enemigos.
Todos conocemos sus guerras con los indios “salvajes”(según los americanos) , los expolios,  genocidios, masacres y humillaciones a las que los han sometido. Los que lograron sobrevivir a estos crímenes viven, en su mayoría, en reservas, como si fueran curiosidades de ferias. Algunas de ellas son fieles a sus tradiciones y costumbres y están abiertas a los visitantes. Otras se dedican a montar casinos para turistas o a vender “souvenirs”, y acortan su vida sin necesidad de que los maten con rifles:  se matan ellos solos por su adicción al alcohol. México fue otra de las víctimas de la belicosidad de su vecino, en su afán expansivo y expoliador. A consecuencia de las guerras entre ambos países perdió extensos territorios y estuvo a punto de ser anexionado al poderoso enemigo. España misma sufrió el acoso y la intromisión yanqui, tanto en sus territorios de América del Norte,  como en las islas de Cuba y Filipina cuando se liberaron del yugo español.
Me gustaría también escribir sobre la violencia de género, a lo que yo llamaría “terrorismo doméstico”, pero esa es otra cuestión que ya abordaremos. 

Ilustración: ángeles en la verja del colegio donde se produjo la última matanza de escolares en EEUU.

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