jueves, 5 de noviembre de 2015

Lolita Pasión y Bryan de la Galga: nuevos narradores

No son buenos días, pero hay que seguir dando la vara. Este pasado lunes 2 se cumplieron 40 años del asesinato de Pier Paolo Pasolini, director de cine, espíritu iconoclasta que nos dejó varias obras maestras. Los espíritus que se rebelan son peligrosos en todas las direcciones, por eso ese crimen sigue sin esclarecer. Pudiera ser que el cineasta tuviera proyectos incómodos para la clase dirigente, precisamente andaba en una novela que llevaría como título Petróleo.  Por otro lado, el Gobierno que disfrutamos prosigue en el calculado plan de fabricar gente con espíritu plano, ya se sabe que los ciudadanos formados son más difícilmente gobernables. Por eso sigue disminuyendo el papel de las humanidades en la enseñanza, tras el asedio a la Literatura y a la Historia ahora expulsa totalmente de la ESO la asignatura de Filosofía y en Bachillerato elimina la Historia de la Filosofía. Tiempos duros, ya digo. Eliminar la Filosofía significa expulsar el pensamiento crítico, y por ello empobrecer la democracia. Pues lo que realmente se pretende es cultivar individuos sumisos, que en ningún momento pretendan cuestionar los mecanismos del poder. Algunos profesores de instituto han puesto en marcha recogidas de firmas para solicitar al futuro Congreso de los Diputados que salga del 20 de diciembre que se mantenga Ética en la ESO y que Filosofía e Historia de la Filosofía igualmente vuelvan a ser materias comunes del Bachillerato.

Hablando de cosas menos trágicas, señalaremos que dentro de la nueva generación que entra con determinación en las letras canarias aparecen los nombres de Julieta Martín Fuentes, con su primera obra Lolita Pasión (Mercurio Editorial) y de H. Pablo, un licenciado en Ciencias de la Información por la universidad de La Laguna, periodista que ha ejercido en medios de comunicación de las islas, con su novela Bryan de La Galga, publicada en NACE. Son primeras novelas elaboradas con osadía, creatividad e inspiración, textos escritos pacientemente o textos escritos con urgencia, según los casos, porque hay mucho que contar. Una novela de casi 700 páginas y otra que apenas supera las 140, dos propuestas diferentes.

Esta nueva autora y este nuevo autor tienen en común el hecho de haber pasado por el periodismo, que según el tópico puede ser la antesala de la literatura, un mecanismo que familiariza con la palabra. Julieta nació en la capital grancanaria pero ganaron los lazos de sangre y se fue a vivir al valle de Aridane, tierra de los progenitores, ese lugar que mantiene tanta conexión con la orilla americana, paraíso de buen clima y buen precio para los jubilados alemanes. Lolita Pasión es una novela que maneja memoria y ficción, su autora hizo la carrera de Historia y no es raro que el libro contenga una abundante documentación centrada en las refriegas que condujeron a la independencia de Cuba. Está contada con furia, con la urgencia de expresarse, aunque el verdadero núcleo narrativo tarda un poco en aparecer, quizá solapado por diálogos un tanto excesivos. Una novela largamente gestada, con un denso proceso creativo ha generado una acumulación de elementos, entre los cuales se agiganta la figura central, esa mujer aguerrida, alzada entre el amor y la crueldad de la vida. En la página 408 y siguientes encontramos escenas de gran dureza sexual, y en medio un arquetipo femenino, con el coraje y la determinación que requiere la rebeldía en tiempos heroicos. El afán literario es visible y la escritura nos lleva, a través de un río algo desbocado, hacia los muchos meandros de esta historia escrita desde la reivindicación de la mirada de la mujer, con cuidado detallismo y entonación. Un texto, pues, donde encontramos afán descriptivo y tono épico.

Por su parte, H. Pablo nos da Bryan de La Galga, un intento de novela costumbrista-picaresca, un recorrido nostálgico y potente por la memoria sentimental de la isla natal. La fórmula ha hecho cierta fortuna, la novela ha estado brincando en las fiestas populares del verano y ya el autor nos anuncia su propósito de embarcarse en otras historias que acontecerán en el municipio más mágico de la isla: Garafía, paraíso de soledades y de frondosidad. Donde Agustín Ibarrola prepara una intervención artística en uno de aquellos profundos barrancos, proyecto polémico pero que saldrá adelante. Este Bryan heredero de lazarillos, buscones, pillos y borrachines nos da una visión satírica de la isla de La Palma, con sus paisajes adorables y sus cacicatos, con la gente joven que se marcha a estudiar fuera y que difícilmente regresa. La bodega es el verdadero cuarto de estar de los palmeros, en ella se celebra y se disfruta, en ella se cuentan historias, en ella se degusta el vino nuevo, en ella acontecen las reuniones de los fines de semana, en ella la tradición de la viña y de la sabrosa carne de cochino, en ella sobrevive un mundo familiar y también un mundo de hombres que casi siempre miran hacia el pasado. La novela tiene el mérito de rescatar localismos y costumbres específicas de la isla que con el tiempo están próximas a desdibujarse, esa abundancia de portuguesismos, esa irrupción de cubanismos y venezolanismos. Isla que mató el hambre con las remesas de quienes marcharon a Cuba y Venezuela, isla en la que ahora aparecen miles de retornados, los que vuelven del purgatorio cubano y venezolano, las arepas y cachapas. Aquí encontramos hechos de la vida rural, esas formas de amar la tierra, esa forma de cuidarla porque el palmero no es solo un buen agricultor sino que sobre todo es un orfebre capaz de mimar el suelo sobre el que se asienta en los días de su vida. Y siempre la añoranza de las tierras grandes del Caribe, y siempre el deseo de escapar de la jaula de oro y siempre el deseo de anclarse hasta la muerte sobre la roca verde.

Dos novelas, cada una con sus peculiaridades, que se suman al aluvión creativo de las islas.

3 comentarios:

  1. Es obvio que recomiendo la lectura de estos dos libros; uno por su intensidad -Lolita Pasión- y el otro porque te pasas un buen rato y practicas la risa, algo que en literatura no es muy frecuente

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