lunes, 7 de agosto de 2017

La gran política es prevenir (a propósito de Cataluña)

Mariano Rajoy está que no se lo cree de lo satisfecho que se siente consigo mismo. Disfruta de sus vacaciones a caño libre, escala montañas, patea senderos escondidos y se sonríe al declarar que lo tiene todo controlado y que no habrá referéndum en Cataluña.
Sus colaboradores aseguran que la impaciencia y la vehemencia de Carlos Puigdemont y del pobre Arturo Mas favorecen mucho. La torpeza de los dirigentes catalanes contribuirá a que las cosas se resuelvan. No vale la pena alarmarse, según los colaboradores monclovitas, pensando que el futuro está oscuro. Tal vez la terapia de la ley y de la serenidad sea la adecuada. En unas semanas lo sabremos.
Lo que sí conviene recordar al presidente de Gobierno es la certera máxima de Churchill, no atribuida a Churchill, como tantas otras, sino escrita por la primera cabeza europea del siglo XX: “La gran política consiste en prevenir, no en curar”. Nada de lo que está ocurriendo en Cataluña lo padeceríamos si los últimos Gobiernos -el de Aznar, el de Zapatero, el de Rajoy- hubieran previsto lo que podía ocurrir, tomando las medidas adecuadas para impedir la infección. Seguramente desde antes, pero al menos desde hace diez años, estaba claro para cualquier analista serio lo que podía ocurrir en Cataluña. Tomar medidas contraproducentes como hizo José Luis Rodríguez Zapatero o el no hacer nada de Mariano Rajoy porque “el tiempo lo arregla todo y lo mejor es tener cerrado el pico”, solo podía conducir a que explosionara el secesionismo catalán.
Difícil hacer comprender a Mariano Rajoy ahora que la política seria consiste en prevenir, estableciendo las terapias adecuadas para evitar la enfermedad. Una enfermedad que se ha hecho crítica y parece especialmente difícil de curar.

Luis María Anson (De la RAE, El Imparcial)

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